Vivir lo real

Movimiento / Ejercicios espirituales
Luigi Giussani

Siete mil universitarios de CL en Rímini para hacer memoria de un acontecimiento presente: Cristo es una realidad. Las palabras introductorias de don Giussani


"Vivir lo real": es el lema de vuestros ejercicios. Pues, ¿cómo podemos conocerle y vivir junto con Él nuestras relaciones? Podemos hacerlo porque se trata de una realidad. Cristo es una realidad, es parte de lo real. Sin duda, la pregunta culturalmente más relevante acerca del pasado es: ¿Existe Cristo? ¿Dónde? ¿Cuál es el camino hacia Él?
La respuesta que se ha dado en la historia es la Iglesia, aquel lugar que desde los inicios se mantuvo fiel al reconocimiento de lo que es Jesús de Nazaret y a la concepción moral de la vida que de Él deriva.

Pero el profeta Jeremías habla de una desgracia que disuelve la unidad misma del pueblo judío: su pueblo no reconoce al Mesías presente.
Jeremías concluye: "Por tanto caerán junto con las demás víctimas. En la hora del castigo serán abatidos".
La historia contempla la alternancia dramática de aceptación y rechazo: hoy los pretextos para el rechazo parecen dilatarse más que en el pasado. Su prevalecer es, en efecto, la observación dramática más amarga que un cristiano auténtico pueda justamente hacer acerca de la situación de la Iglesia.
Hoy sólo unos pocos viven del hecho de que Cristo exista - ¿quién es?, ¿dónde está?, ¿cuál es el camino para ir a Él? -, es casi un resto de Israel, e incluso estos pocos sufren a menudo la influencia o el bloqueo de la mentalidad común.

Sin embargo, de la Iglesia, nos llegan estas palabras repetidas a lo largo de 2000 años: "A los abatidos decid: ¡Ánimo! Llega el Señor, nuestro Dios".

¡Ánimo! Yo entré en el instituto en virtud de esta evidencia, o como he dicho, de este acontecimiento.
Obedecí, tal y como exigía la respuesta, clara y cada vez más razonable, que daba la Iglesia y, por tanto, los que continúan haciendo presente el gran acontecimiento. De este modo mi vida, ha crecido en la paz.

Con la fuerza de un afecto profundo y consiente del esfuerzo necesario para estar disponibles ante lo verdadero, os deseo que el Espíritu de Jesús convierta en una evidencia persuasiva para vosotros lo que ha hecho persuasivo para mí.
Vosotros, tened la sencillez de "vivir lo real", de lo cual Cristo, como dije, es parte presente.

¡Ciao!
Rimini, 12 de diciembre de 1998