Relación del Secretario General
Beatísimo Padre,
Eminentísimos y Excelentísimos Padres sinodales,
queridos hermanos y hermanas:
Con gran honor y emoción me dirijo a la Asamblea General del Sínodo de Obispos, la III Extraordinaria, por primera vez en calidad de Secretario General, después de mi nombramiento el 21 de septiembre de 2013, y deseo agradecer a Vuestra Santidad que al comienzo de su Pontificado haya convocado esta Asamblea, suprema expresión de la colegialidad episcopal, sobre el tema: “Los desafíos pastorales sobre la familia en el contexto de la evangelización”.
En la primera Homilía en la Capilla Sixtina (14 de marzo de 2013), Vuestra Santidad, al trazar la línea del Pontificado, citó tres verbos: caminar, edificar y profesar, situando en el primer puesto “caminar”. Y caminar juntos es precisamente “syn-odòs”, “Synodus”. Es la Iglesia, comunidad de los creyentes en Cristo, caminando hacia la casa del Padre, misionera en las calles del mundo, la que anuncia y profesa la fe en Cristo Jesús, desde su papel de organismo institucional y a través de los distintos carismas y ministerios que especifican en comunión el método, el estilo de vida y el testimonio del Evangelio.
Querría, Santidad, expresar mi gratitud, además, por la buena noticia —que los Padres Sinodales y la Iglesia entera han acogido y recibido con alegría— de la beatificación de Pablo VI, que se celebrará el próximo domingo 19 de octubre al final de esta Asamblea General Extraordinaria. El acontecimiento se inscribe en el contexto significativo de esta Asamblea, que cuenta con la presencia de Miembros sinodales provenientes de todo el mundo, encuadrado en el gran marco de comunión que en estos días se manifiesta en numerosas iniciativas de oración por el buen resultado del Sínodo.
Pablo VI, declarado beato en el contexto sinodal, marca un momento relevante de colegialidad y sinodalidad, por lo actual de su figura, a distancia de 50 años, como el Papa que guió y clausuró el Concilio Ecuménico Vaticano II y el Papa que, aplicando el Concilio, instituyó el Sínodo de los Obispos y acompañó sus primeros pasos. El próximo año 2015, reunidos nuevamente en Sínodo, tendremos la satisfacción de celebrar los dos aniversarios.
Deseo dirigirme a los 253 participantes de esta Asamblea Sinodal, presidida por el Sumo Pontífice, el Papa Francisco, Cabeza del Colegio Episcopal y Pastor de la Iglesia Universal, para darles una cordial y sentida bienvenida.
Saludo a los Padres sinodales provenientes de los cinco continentes, que son los Jefes de los 13 Sínodos de Obispos de las Iglesias Orientales Católicas sui iuris, los Presidentes de las 114 Conferencias Episcopales y los 3 Representantes de la Unión de Superiores Generales. También saludo fraternalmente a los 26 Jefes de los Dicasterios de la Curia Romana, los 15 Miembros del XIII Consejo Ordinario y los 26 Miembros de nombramiento pontificio.
Dirijo un saludo especial a los 8 Delegados fraternos, representantes de Iglesias y comunidades eclesiales, que comparten con los católicos el compromiso de trabajar por una acción eficaz en favor de la familia.
Asimismo saludo cordialmente a los 16 Expertos y los 38 Oyentes (Auditores), hombres y mujeres, elegidos entre muchos especialistas y personas comprometidas en la pastoral familiar, conscientes de que sus competencias y testimonios personales y los de sus respectivas comunidades enriquecerán los trabajos sinodales.
Extiendo mi cordial saludo a los Encargados de Prensa, a los Asistentes, a los Traductores, al personal técnico y, en especial, al Excmo. Subsecretario, recientemente elevado al episcopado y a los Colaboradores de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos, agradecido por su generosa y valiosa contribución en la preparación de la Asamblea sinodal.
La Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos, por su misma naturaleza, como consta en las normas estatutarias del Organismo (Ordo Synodi Episcoporum), se configura como una Asamblea con finalidades específicas tanto en la materia como en su rápida definición por el bien de la Iglesia universal. También se diferencia de la Ordinaria y de la Especial por la cualidad, por el número institucional de los miembros y por su duración.
Para una nueva dinámica del Sínodo y por la urgencia que se atribuye al tema anunciado, “Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización”, el 8 de octubre de 2013 el Santo Padre eligió este tipo de Asamblea, cuando convocó la Asamblea General Extraordinaria del Sínodo del 5-19 de octubre de 2014, que ahora estamos celebrando.
Es una fecha importante porque la Secretaría General del Sínodo de Obispos, junto con su Consejo Ordinario, aceptó el deseo del Santo Padre de dividir el recorrido sinodal en varios tiempos —que se describirán más adelante—, es decir, en dos etapas, o más bien tres, si se incluye el Consistorio de Cardenales del 20-21 del pasado febrero. El criterio que ha guiado este nuevo camino sinodal es el de seguir la normativa vigente, marchar hacia adelante y dar los pasos necesarios para alcanzar los objetivos de la eficacia y la tempestividad.
Ahora me referiré a las distintas actividades del Sínodo de los Obispos durante el lapso de tiempo transcurrido desde la XIII Asamblea General Ordinaria celebrada en 2012, a la Preparación de la Asamblea General Extraordinaria y a las prospectivas y novedades de este Sínodo, con una conclusión.
I) Actividades entre la XIII Asamblea General Ordinaria de 2012 y la III Asamblea General Extraordinaria
La Asamblea General Ordinaria finalizó el 28 de octubre de 2012 con las “propositiones” que fueron entregadas al Santo Padre, entonces el Papa Benedicto XVI, siguiendo la práctica habitual. Al final de esa Asamblea sinodal se constituyó el XIII Consejo Ordinario de la Secretaría General, compuesto por 15 miembros (12 elegidos por la Asamblea y 3 por nombramiento pontificio), el cual celebró siete reuniones.
La primera reunión se celebró justo al final de la Asamblea General Ordinaria, el 28 de octubre de 2012, durante la cual se dio a conocer el trabajo que había que hacer y se indicaron los pasos que había que dar.
La segunda reunión, llevada a cabo el 26 de noviembre de 2012, tenía dos finalidades: por una parte, el examen del material obtenido en la XIII Asamblea General Ordinaria con vistas a la redacción de un borrador para un posible documento post-sinodal; por otra, la puesta en marcha de la consulta sobre el tema de la XIV Asamblea General Ordinaria prevista para el año 2015, aniversario de los 50 años de la clausura del Concilio Ecuménico Vaticano II.
Durante la tercera reunión, que tuvo lugar del 23 al 24 de enero de 2013, el Consejo Ordinario siguió preparando el borrador final del documento post-sinodal y el análisis de las propuestas para el tema de la siguiente Asamblea General Ordinaria. La reunión se cerró con la formulación de una terna de argumentos, entre los cuales aparecían en primer lugar la temática cristológica y la antropológica con especial referencia a la Const. conciliar Gaudium et spes, 22.
Por aquel entonces se produjo la renuncia del Papa Benedicto XVI, el 11 de febrero de 2013 y la elección del sucesor, el Papa Francisco, el 13 de marzo de 2013. Tras de su elección, el nuevo Pontífice, con ocasión de la cuarta reunión del XIII Consejo Ordinario, que tuvo lugar durante los días 13 y 14 de junio, recibió en Audiencia al entonces Secretario General, Su Excelencia Nikola Eterovic y a los Miembros del Consejo Ordinario. En dicha reunión se entregó al Santo Padre Francisco un texto que recogía los frutos de la XIII Asamblea General Ordinaria sobre la evangelización, así como los resultados de la consulta para el tema de la siguiente Asamblea General Ordinaria. Posteriormente, el Santo Padre, en la Audiencia al Secretario General del 4 de julio de 2013, trazó las líneas generales de un tema relativo a la vocación de la persona y de la familia humana.
Ahora hablaré de la preparación, remota e inmediata, de la III Asamblea General Extraordinaria que ayer se inauguró solemnemente con la celebración eucarística presidida por el Santo Padre y concelebrada por todos los Padres sinodales así como por los presbíteros participantes en los trabajos sinodales.
II) Preparación de la III Asamblea General Extraordinaria
Después de la cuarta reunión del Consejo Ordinario, el 23 de agosto de 2013, el Papa Francisco recibió en Audiencia al Secretario General, el Excelentísimo Nikola Eterovic, y en dicha ocasión decidió convocar la III Asamblea General Extraordinaria, eligiendo el tema de los desafíos pastorales en la familia.
A continuación, el Papa Francisco, al confiarme, el 21 de septiembre de 2013, el encargo de guiar la Secretaría General del Sínodo de Obispos, y al invitarme al mismo tiempo a dar un nuevo impulso y a potenciar la estructura sinodal, expresó su voluntad de convocar lo antes posible la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo con el tema que había anunciado, pero que aún no había proclamado oficialmente.
Mientras tanto el XIII Consejo Ordinario, presidido por el Santo Padre, se reunía los días 7 y 8 de octubre 2013: la quinta reunión.
En esa reunión comenzó enseguida el proceso de preparación, con la redacción del primer borrador del Documento Preparatorio de la Asamblea General Extraordinaria. El texto, sometido al examen de los Miembros del Consejo, incluía un Cuestionario que debía llegar a todos los organismos implicados y, más extensamente, a toda la Iglesia para poner en marcha una consulta sobre los desafíos pastorales relativos a la familia. El documento fue aprobado más tarde con enmiendas, que se añadieron debidamente antes del envío a sus destinatarios y de su publicación.
Precisamente al final de los trabajos de esta reunión, el Santo Padre convocó, el 8 de octubre de 2013, la III Asamblea General Extraordinaria, fijando definitivamente el tema con la siguiente formulación: «Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización». En esa misma reunión el Santo Padre confió oficialmente los preparativos de la Asamblea General Ordinaria al XIII Consejo Ordinario, elegido durante la XIII Asamblea General Ordinaria de 2012.
Seguidamente, el día 14 de octubre de 2013 el Santo Padre Francisco nombró el Relator General, el Emmo. Card. Péter Erdo, y el Secretario Especial, el Excmo. Bruno Forte, Miembros del XIII Consejo Ordinario, los cuales, en estrecha colaboración con la Secretaría General del Sínodo de los Obispos, se dispusieron a realizar lo mejor posible sus respectivas funciones.
El Documento Preparatorio (Lineamenta) fue presentado en Conferencia de Prensa el 5 de noviembre de 2013 en seis idiomas (alemán, español, francés, inglés, italiano y portugués). Con este acto público se ofrecía una amplia consulta a toda la Iglesia, que ha visto trabajar a las comunidades locales en la reflexión y la oración sobre el tema de la Asamblea sinodal. El Cuestionario ha suscitado un gran interés entre los pastores y los fieles. Lo demuestra el alto porcentaje de las respuestas recibidas: el 83,11% del total de los interesados (88,59 % de las Conferencias Episcopales; 65,38 % de los Dicasterios de la Curia Romana; 76,92 % de los Sínodos de las Iglesias Orientales). A estas respuestas se añaden las numerosas observaciones de individuos y grupos, tanto dentro como fuera de la Iglesia.
Las aportaciones, que se han dado como respuestas al «Cuestionario» del Documento Preparatorio, han sido objeto de un esmerado examen y estudio por parte de la Secretaría General y del Consejo Ordinario, que dedicó a esta tarea su sexta reunión, llevada a cabo del 24 al 25 de febrero de 2014, presidida por el Santo Padre, durante la cual se presentó el primer borrador del Instrumentum Laboris, fruto del trabajo de un equipo de 9 personas expertas que estudiaron y resumieron las respuestas al Cuestionario.
Entre la sexta y la séptima reunión del Consejo Ordinario tuvo lugar el nombramiento de los Presidentes Delegados, los Eminentísimos Cardenales André Vingt-Trois, Arzobispo de París, Luis Antonio G. Tagle, Arzobispo de Manila y Raymundo Damasceno Assis, Arzobispo de Aparecida (15 de marzo de 2014). Además, en ese mismo período, el Santo Padre elevó a la dignidad episcopal al Subsecretario, el Excmo. Mons. Fabio Fabene, el 8 de abril de 2014, asignándole la Diócesis titular de Acquapendente. En dicha ocasión el Santo Padre escribió una carta al Secretario General en la que manifestaba su voluntad de promover la colegialidad y desarrollar aún más la sinodalidad en la Iglesia.
El abundante material recogido y ordenado por la Secretaría General en respuesta al Cuestionario del Documento Preparatorio se sintetizó en la redacción del Instrumentum laboris o Documento de trabajo, cuyo texto fue discutido y aprobado durante la séptima reunión del Consejo Ordinario, celebrada los días 13 y 14 de mayo de 2014. Traducido en los mismos seis idiomas del Documento Preparatorio, se hizo público en la Conferencia de Prensa del 26 de junio de 2014 y se difundió ampliamente en la página Web de la Santa Sede.
Por lo que se refiere a la composición de esta Asamblea sinodal, hay que recordar que según el Ordo Synodi Episcoporum (Art. 5 § 2) en la Asamblea General Extraordinaria toman parte, en calidad de Miembros ex officio, los Jefes de las Iglesias Orientales Católicas sui iuris, los Presidentes de las Conferencias Episcopales (nacionales o de varias naciones) y tres Religiosos elegidos por la Unión de Superiores Generales. Además, según las mismas normas sinodales (Art. 5 § 4) es prerrogativa del Santo Padre nombrar de propia voluntad otros Miembros.
Por tanto, en esta Asamblea Extraordinaria participan 191 Padres sinodales según las tres siguientes categorías: 162 ex officio, 3 ex electione y 26 ex nominatione pontificia. La Asamblea sinodal compuesta de esta forma acoge a Padres sinodales venidos de los cinco continentes: 42 de África, 38 de América, 29 de Asia, 78 Europa y 4 de Oceanía.
Los Miembros ex officio son los Jefes de los 13 Sínodos de Obispos de las Iglesias Católicas Orientales sui iuris, los Presidentes de las 114 Conferencias Episcopales y los Jefes de 25 Dicasterios de la Curia Romana. A estos se añaden, por disposición del Santo Padre, en calidad de Miembros ex officio, los Prelados que forman parte del XIII Consejo Ordinario, a los cuales se ha confiado la tarea de preparar la Asamblea Extraordinaria. Como Miembros ex electione, participan 3 Religiosos elegidos por la Unión de Superiores Generales. Por último, también toman parte en la Asamblea sinodal 26 Miembros ex nominatione pontificia, provenientes de distintas partes del mundo: 14 Cardenales, 5 Arzobispos, 3 Obispos y 4 Presbíteros.
En el conjunto de los 191 Padres sinodales se cuentan 61Cardenales, 1 Patriarca Cardenal, 7 Patriarcas, 1 Arzobispo Mayor, 66 Arzobispos (de los cuales 2 son Metropolitanos, 3 titulares y 2 eméritos), 47 Obispos (de los cuales 1 es titular, 2 son Vicarios Apostólicos, 1 Exarca Apostólico y 1 emérito), 1 Obispo Auxiliar, 1 sacerdote Prelado y 6 Religiosos.
Además, según el Art. 7 del Ordo Synodi, han sido invitados a esta Asamblea sinodal otros participantes en calidad de Expertos o colaboradores del Secretario Especial (16), Oyentes o Auditores (38) y Delegados Fraternos (8), provenientes de distintas culturas y naciones. Hay que subrayar que, entre los Oyentes, al tratarse de un sínodo dedicado a la familia, se ha querido dar especial importancia a la participación de parejas casadas, padres y jefes de familia, cuyo número es de 12. También entre los 16 Expertos se ha incluido a una pareja casada. Agradecemos la presencia de los Delegados Fraternos, en representación de otras Iglesias y comunidades eclesiales. Ellos sin duda comparten con la Iglesia católica el interés por la evangelización y el cuidado pastoral de las familias en el mundo actual.
Paralelamente a las actividades de normal administración en preparación de la III Asamblea General Extraordinaria, la Secretaría General ha llevado a cabo otras actividades relacionadas con el argumento sinodal, con el fin de analizar algunos temas específicos que están estrechamente vinculados a la temática general. Con este propósito, se han organizado varias reuniones, llamadas “Interdicasteriales”, que han incluido a representantes de algunos Dicasterios de la Curia Romana así como a personalidades del mundo académico de las Universidades Pontificias Romanas. En estos encuentros se ha realizado una importante tarea de estudio y profundización que ha sido de gran utilidad para elaborar la síntesis de las respuestas, para redactar el texto del Instrumentum laboris y para preparar a la Secretaría General a afrontar los trabajos sinodales.
Por último, la Secretaría General ha puesto en marcha para esta Asamblea Extraordinaria algunas iniciativas de oración acerca de la familia. Concretamente, la Solemnidad de la Sagrada Familia, el domingo 29 de diciembre de 2013, fue celebrada contemporáneamente con especial énfasis en tres importantes lugares de culto: la Basílica de la Anunciación en Nazaret en Tierra Santa, la Basílica de la Santa Casa de Loreto en Italia, y el Santuario de la Sagrada Familia en Barcelona. Además, el Santo Padre durante el Angelus de ese domingo apoyó la iniciativa invitando a toda la Iglesia a la oración por el buen éxito de la Asamblea sinodal. En esa ocasión se difundió en varias versiones lingüísticas la oración para el Sínodo sobre la familia, escrita ex profeso por el Santo Padre.
También el domingo 28 de septiembre fue una jornada especial de oración por el Sínodo, que la Secretaría General promovió invitando a todas las Conferencias Episcopales y otros Organismos eclesiales interesados a unirse en oración por las familias y los trabajos sinodales. Con ese fin, se ha propuesto y difundido un esquema de oración de los fieles para utilizar en las celebraciones de la Misa dominical. Desde hoy, mientras estamos aquí reunidos para llevar adelante nuestro trabajo, en la Basílica de Santa María la Mayor de Roma los fieles rezarán por el Sínodo en la Capilla de la Salus Populi Romani, con la colaboración de la diócesis de Roma. Allí, estarán expuestas las reliquias de Santa Teresita del Niño Jesús y sus beatos padres, Zélie y Louis Martin, así como las reliquias de los beatos cónyuges Luigi e Maria Beltrame Quatrocchi.
III) Perspectivas y novedades
La amplia descripción de las actividades de la Secretaría General, especialmente en preparación de la Asamblea Extraordinaria que se abre hoy, permite identificar las novedades y perspectivas en las cuales puede crecer el Sínodo de los Obispos, como ya preveía Pablo VI en la introducción del Motu Proprio Apostolica Sollicitudo.
Es evidente que la primera novedad concierne al camino sinodal que ha querido el Santo Padre. Un camino que se desarrollará entre dos sínodos: la actual Asamblea Extraordinaria y la Ordinaria del próximo año. Un tiempo fuerte y oportuno, un Kairos para toda la Iglesia: pastores y fieles, en el cual dejarse guiar por el Espíritu Santo para realizar la sinodalidad a la que nos ha llamado en diversas ocasiones el Santo Padre como elemento relevante del Pontificado y de la vida de la Iglesia. Juntos, cada uno con su improrrogable responsabilidad, somos llamados a reflexionar y profundizar, a la luz del Evangelio y de la fe de la Iglesia sobre el tema de la familia. En el camino preparatorio y en el hecho de estar aquí reunidos con el Obispo de Roma vemos realizada la enseñanza del Papa Francisco que no se cansa nunca de recordarnos que “debemos caminar juntos: la gente, los Obispos y el Papa. La sinodalidad hay que vivirla a varios niveles (cf. Entrevista a La Civiltà Cattolica de septiembre de 2013 (n. 164 -19/09/2013- 465-466) y refiriéndose a la misión del Sucesor de Pedro de confirmar en la fe, el Santo Padre añadía: “Confirmar en la unidad: el Sínodo de los Obispos, en armonía con el primado. Hemos de ir por este camino de la sinodalidad, crecer en armonía con el servicio del primado.… Esto debe impulsar a superar siempre cualquier conflicto que hiere el cuerpo de la Iglesia. Unidos en las diferencias: no hay otra vía católica para unirnos. Este es el espíritu católico, el espíritu cristiano: unirse en las diferencias. Este es el camino de Jesús...” (Homilía en la solemnidad de san Pedro y san Pablo, 29 de junio de 2013).
En este espíritu sinodal de comunión fraterna se desarrolló la fase preparatoria de esta Asamblea sinodal, en la cual se escuchó al Pueblo de Dios en su variedad de Obispos, presbíteros, diáconos y fieles laicos. Mediante el Cuestionario adjunto al Documento Preparatorio se expresaron además de las Conferencias Episcopales y quienes tenían derecho a hacerlo, sacerdotes y numerosos fieles laicos o asociaciones de laicos, que con sus observaciones manifestaron su pensamiento acerca de las cuestiones más vivas de la familia en nuestro tiempo. Con el Cuestionario salió a la luz una realidad difusa en las diócesis y las parroquias de asociaciones y grupos formados por hombres y mujeres que trabajan para sostener a la familia en las diversas situaciones de cada continente. Las numerosas respuestas recibidas fueron alentadas, por una parte, por el tema del Sínodo que toca la vida pastoral de las comunidades y la solicitud que los Obispos tienen desde hace tiempo por la familia. Por otra parte, ha contribuido el espíritu de libertad y de sinceridad deseados desde el principio. Esta amplia libertad de expresión debe caracterizar también esta asamblea sinodal, ya que expresar las propias convicciones siempre es positivo, si se hace con el debido respeto, caridad y sentido constructivo. Todos somos conscientes de que en la libertad crece la comunión fraterna, se enriquece el debate y se identifican las opciones pastorales más adecuadas para la familia de hoy. En efecto, es importante expresarse sin miedo y sin sospechas. Sentirse libres de expresar lo que se cree o aquello de lo que se duda muestra la cualidad del hombre que lo distingue de las otras criaturas y lo hace responsable ante Dios y ante los hombres. La discusión, pues, en el Sínodo será abierta, habrá confrontación y los participantes en sus diversas funciones están llamados a hacer predominar, no su propio interés o punto de vista, sino a buscar la verdad, que no es un concepto abstracto, fruto de especulación filosófica o teológica, sino la persona de Cristo, Hombre-Dios, hombre histórico e Hijo del Padre: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. Hay que partir de ahí. El primer evangelizador fue Jesús, que salió a las calles y se dio a conocer con la palabra y con los signos y, finalmente, con su testimonio de vida.
Entre los materiales que se han entregado a los Padres sinodales y a todos los participantes se encuentran en particular el Vademecum, instrumento indispensable para seguir los trabajos de la Asamblea. Querría señalar algunos elementos nuevos que conciernen a la organización de los trabajos y, por tanto, relativos a la metodología interna de esta Asamblea. Su naturaleza de Extraordinaria ya conlleva una reducción en los tiempos y en el número de participantes, lo cual implica una mayor atención en la distribución de las intervenciones y en la logística.
En el calendario, que se encuentra al final del Vademecum, podréis notar que durante el debate en el Aula, que tendrá lugar durante la primera semana, a partir de la 2ª Congregación general, se seguirá un orden temático en correspondencia con las partes y los capítulos del Instrumentum laboris. Así, el lunes por la tarde los temas serán dos: el designio de Dios acerca del matrimonio y la familia (I parte, cap. 1), y el conocimiento de la S. Escritura y del Magisterio sobre matrimonio y familia (I parte, cap, 2). Para la 3ª Congregación general están previstos otros dos temas: el Evangelio de la familia y la ley natural (I parte, cap. 3), la familia y la vocación de la persona en Cristo (I parte, cap. 4). La tarde de ese mismo día, se dedicará a la pastoral de la familia y las diversas propuestas actuales (II parte, cap. 1). El miércoles por la mañana, durante la 5ª Congregación general, seguirá el debate con los desafíos pastorales de la familia (II parte, cap. 2). En cambio, por la tarde la atención se dirigirá a las situaciones pastorales difíciles (II parte, cap. 3). La 7ª Congregación general tendrá por tema los desafíos pastorales acerca de la apertura a la vida (III parte, cap. 1), mientras que la 8ª Congregación general abordará el tema de la Iglesia y la familia frente al desafío educativo (III parte, cap. 2).
Cada una de estas sesiones temáticas se abrirá con una breve introducción del Presidente Delegado de turno, a la cual seguirá un testimonio de parte de los Auditores elegidos para la ocasión, y privilegiando la participación de las parejas de esposos. De este modo, ellos podrán iluminar con experiencias de vida personales la temática, ofreciendo una perspectiva laical que ciertamente contribuirá a enriquecer el debate sinodal.
En las reuniones de los Círculos menores, que tendrán lugar durante la segunda semana de los trabajos sinodales, también se procederá a la discusión de la Relatio post-disceptationem siguiendo el mismo orden temático.
Otra novedad de la metodología sinodal consiste en la Relatio Synodi, es decir, el Documento que contiene la síntesis de los trabajos sinodales y que, tras las oportunas enmiendas de los Círculos menores se presentará en el Aula en su redacción definitiva para la aprobación de la Asamblea. Esto significa que no habrá Propositiones, como en los otros tipos de Asambleas sinodales.
Esta Relatio Synodi, una vez aprobada por la Asamblea, se entregará al Santo Padre para que disponga de ella a su discreción y decisión. Asimismo, será el punto de partida para la preparación de la segunda etapa del proceso sinodal, es decir, la XIV Asamblea General Ordinaria que se celebrará en el mes de octubre de 2015. En otras palabras, dicha Relatio se convertirá —con las debidas adaptaciones— en el Documento Preparatorio para la Asamblea sinodal sucesiva. Tal documento se enviará después a quienes sea de deber, los cuales después de haberlo discutido y profundizado, lo enviarán de nuevo a la Secretaría General para la elaboración del Instrumentum laboris de la XIV Asamblea General Ordinaria.
También hay novedades por lo que se refiere a la difusión de las noticias relativas a la Asamblea Extraordinaria. De este servicio se ocupará la Oficina de Prensa de acuerdo con la Comisión para la información. En lugar del Boletín del Sínodo de los Obispos, se difundirá el habitual Boletín de la Oficina de Prensa donde se encontrará la información general, que después se ampliará en los Briefings diarios dirigidos por el Director de la Oficina de Prensa con la colaboración de los Encargados de Prensa y la participación de Padres sinodales. Además, se contará con el servicio de los Twitter a fin de transmitir sintéticamente y en tiempo real las noticias más importantes acerca del desarrollo de los trabajos sinodales.
La Relatio ante disceptationem presenta también algunos elementos de novedad, en el sentido de que esta vez se ha compuesto con la aportación de las intervenciones de los Padres sinodales recibidas por la Secretaría General antes del comienzo del Sínodo. La Secretaría General pidió a los Padres sinodales que enviaran anticipadamente su intervención, señalando en la medida de lo posible el tema principal para asegurar un orden mayor en el Aula, respetando el orden temático. El objetivo ciertamente no era controlar el contenido de las intervenciones, sino responder mejor al sentido sinodal y colegial de los Padres, que son portadores de las experiencias y de las exigencias de las Iglesias particulares y de otros organismos. De este modo, dicha Relatio se convierte en un elemento básico seguro sobre el cual trabajar durante las intervenciones en el Aula de la primera semana de trabajos. La Relatio post disceptationem, que concluirá la primera semana de los trabajos se entregará a los Padres sinodales, que la examinarán en los “circuli minores”, la estudiarán y aportarán su contribución, siguiendo las normas descritas en el Vademecum, para la elaboración y redacción de la Relatio synodi o documento final, que será un texto sinóptico integral, compuesto de partes, capítulos y números.
IV) Conclusión
La Iglesia es esencialmente comunión y lo es, como bien afirmó Pablo VI en la Homilía de apertura de la I Asamblea Extraordinaria del Sínodo de los Obispos del 11 de noviembre de 1969, “en su doble referencia de comunión en Cristo con Dios y de comunión en Cristo con quienes creen en Él y virtualmente con toda la humanidad”. ¿Qué es la colegialidad sino una comunión, una solidaridad, una fraternidad, una caridad? ¿Qué es la sinodalidad sino la dinámica original de la vida y del camino de la Iglesia como comunidad, pueblo de Dios, que camina junto en “un ejercicio articulado de los diversos carismas y ministerios para el anuncio, el testimonio y la promoción de la venida del Reino entre los hombres”? (P. Coda, Rinnovamento a cinquant’anni dal Vaticano II, El Regno, Actualidad, 12/2014, p. 429).
Deseo que esta Asamblea sinodal sea el lugar privilegiado de dicha colegialidad sinodal, que anuncia el Evangelio caminando, y que esté impregnada de una nueva apertura al Espíritu, de un método y un estilo de vida y de testimonio, que garantice la unidad en la diversidad, la apostolicidad en la catolicidad.
Que el Espíritu Santo ilumine a los participantes de esta Asamblea y la protección de la Virgen y de los Santos y beatos intercesores velen por los buenos resultados de este Sínodo.