Más de 45.000 personas peregrinan a Loreto por los 50 años de Comunión y Liberación

Oficina de prensa de CL

Más de 45.000 miembros de CL han acudido en peregrinación a Loreto por el 50º aniversario del nacimiento del movimiento según la intención indicada por don Giussani: «Para agradecer a María las gracias recibidas y pedir su ayuda para continuar el camino». Llegaron desde toda Italia cinco trenes especiales, 588 autobuses y casi cuatro mil coches. Durante la mañana visitaron la Santa Casa y a partir de las 14.30h se colocaron en la plaza del santuario y en toda la ciudad de Loreto para seguir el gesto a través de las 12 pantallas gigantes instaladas en diversas partes de la ciudad.

Tras el rezo del rosario, Julián Carrón, del Consejo Internacional de CL, recordó que «hoy podemos gritar ante todo el mundo llenos de gratitud: “Lo más querido para nosotros es Cristo mismo porque en Él reside corporalmente toda la plenitud de la Divinidad”» y concluyó su testimonio pidiendo «a la Virgen de Loreto, “fuente viva de esperanza”, esta gracia: que, además de sustentarnos en la fatiga del vivir, nos haga amar tanto a Jesús que no nos avergoncemos de Él delante de los hombres; y así puedan encontrar, a través de nosotros, lo que nosotros hemos encontrado».

Antes de empezar la misa, S.E. mons. Stanislao Rylko, Presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, dio lectura al mensaje del Santo Padre a don Giussani; después, S.E. mons. Comastri, Arzobispo de Loreto, recordó el 26º aniversario de la elección de Juan Pablo II al trono de san Pedro, lo que las 45.000 personas reunidas en Loreto acogieron con un largo e intenso aplauso.

La celebración eucarística estuvo presidida por el cardenal Crescenzio Sepe y concelebrada por S.E. mons. Rylko, S.E. mons. Romeo, nuncio en Italia, y S.E. mons. Comastri. En la homilía, el Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los pueblos recordó las palabras del Santo Padre en la Novo millennio ineunte: «No será una fórmula lo que nos salve, pero sí una Persona y la certeza que ella nos infunde: yo estoy con vosotros» y señaló que «este es el corazón de la pasión educativa y comunicativa de la experiencia cristiana tal como es vivida y propuesta por el movimiento de CL». Citando algunos fragmentos de la carta del Papa a don Giussani por los 50 años de CL, el cardenal Sepe puso después el acento en la «fecundidad del método educativo del movimiento, capaz de encontrar, fascinar y cambiar a hombres de culturas y orígenes distintos», y recordó los 70 países en que CL está presente, y donde también hoy se están celebrando peregrinaciones análogas a la de Loreto.

Al término de la peregrinación, se hizo entrega a todos los presentes del mensaje escrito por Luigi Giussani para la ocasión, donde se puede leer: «“¡María, ¡tú eres la seguridad de nuestra esperanza!”. Esta es la frase más importante para toda la historia de la Iglesia; en ella se resume el cristianismo entero. “Tú eres la seguridad de nuestra esperanza” indica el florecimiento de las cosas. Sin la Virgen no podemos estar seguros del futuro, porque la seguridad del futuro nos viene de Cristo: el Misterio de Dios hecho hombre. No habría sucedido esto, no habría podido suceder nada, si no hubiéramos tenido a la Virgen. A través de Ella, el don del Espíritu se ha comunicado al hombre; en el seno de María ha comenzado la última historia de la humanidad. Es un milagro, el inicio del fin del mundo. La muerte de Cristo y su Resurrección constituyen el anuncio de aquel mensaje final en el cual el porqué de cada instante del tiempo y del espacio fluye como memoria de lo Eterno. Así, para nosotros, la oración a Cristo se identifica cada vez más con la oración a la Virgen. Os invito a rezar cada día el Santo Rosario, que es la contemplación del Misterio, es la contemplación de la Santísima Trinidad. Que la Virgen nos ayude a vivir esto».

Llegaron mensajes de saludo dirigidos a don Giussani del presidente de la Cámara, Casini; la presidenta de Acción Católica, Bignardi; y personalidades del mundo eclesial, como S.E. mons. Rylko, S.E. mons. Romeo, el patriarca de Venecia Scola, y el secretario de la CEI, S.E. mons. Betori.