¡Buen camino¡

Escuela de comunidad
Luigi Giussani

Don Giussani ha dirigido ha dirigido un saludo a los estudiantes de la Universidad Católica del Sacro Cuore de Milán con ocasión del comienzo de la Escuela de Comunidad de este curso sobre El sentido religioso.
Milán, 8 de octubre de 1998


Estoy muy agradecido al saber que vais a trabajar el libro que recoge las ideas expuestas en las clases que durante muchos años he impartido, primero en el instituto y luego en la Universidad. Cada año, al empezar el curso, repetía a mis alumnos: «Yo no pretendo convenceros a la fuerza, pero lo que no quiero es que nadie rechace lo que digo sin por lo menos haber leído las razones que aporto».
Os invito a leer el libro haciendo un esfuerzo sincero por compartir con todos los demás jóvenes el descubrimiento del valor de la religión nacida de Jesús, el hijo de María, judío de Nazaret.
Las ideas y los valores sólo se comprenden si se comprueban en la propia experiencia personal.
Experiencia puede ser incluso un impacto o un sentimiento determinado del que nos demos cuenta, en nosotros mismos, o en la historia de un pueblo o del mundo.
La experiencia nos dice cosas que demuestran su verdad. Lo que os digo surge por entero de algo que yo he vivido, que he estudiado, deseado, e incluso rechazado, pero que siempre, en última instancia, he amado con pasión.
Para mí la experiencia es lo que enseña el verdadero valor que tienen las ideas y las cosas, al permanecer en el tiempo persuasiva o dubitativamente. También los grandes pintores, músicos y poetas atestiguan que su trabajo retoma continuamente los temas inspirados en la “belleza” que han descubierto.
Aprovecho esta ocasión que me habéis brindado para desearos que tengáis frescura en todo, sinceridad y un amor por la verdad que podáis compartir. Mi vida ha conocido lo que es la alegría sólo viviendo así.
Por último, quiero repetiros lo que Santa Catalina, mujer analfabeta y a la vez el mayor genio femenino italiano, decía al último papa que residió en Aviñón: «Si sois lo que estáis llamados a ser, prenderéis fuego a toda Italia. No os contentéis con cosas pequeñas: Dios las quiere grandes».
¡Buen camino¡