«Quiso venir aquel que podía contentarse con ayudarnos»
(San Bernardo de Claraval)

Ejercicios espirituales para sacerdotes. Pacengo del Garda (Verona), 26 de octubre de 2016
Julián Carrón

«A medida que pasa el tiempo, me doy cada vez más cuenta de la verdad de lo que afirma don Giussani sobre el alcance de las circunstancias: no son algo secundario, sino esencial para comprender –podemos decir sintéticamente– la naturaleza del cristianismo (cf. L. Giussani, El hombre y su destino, Encuentro, Madrid 2003, p. 61).
Se trata de una percepción que reconocemos en las personas más conscientes de lo que está sucediendo. Alguien citaba recientemente un famoso texto de Joseph Ratzinger escrito en los años 60 sobre el fenómeno del ateísmo, que él percibía como un reclamo para los cristianos a vivir una fe más consciente: “Así, cabe decir con respecto a los paganos modernos que el cristiano puede saber que la salvación de los mismos está asegurada por la gracia de Dios, de la que depende también su propia salvación; pero que, con respecto a su posible salvación, no puede dispensarse de la responsabilidad de su propia existencia de creyente, sino que cabalmente la incredulidad de aquellos debe ser para él el más fuerte aguijón para una fe más llena, al sentirse incluido en la función representativa de Jesucristo, de quien depende la salvación del mundo y no solo la de los cristianos” (J. Ratzinger, «Los nuevos paganos y la Iglesia», en El nuevo pueblo de Dios, Herder, Barcelona 1972, p. 371)».

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