Sobre la carta recibida del Papa Francisco

Julián Carrón, presidente de la Fraternidad de Comunión y Liberación, ha recibido una carta autógrafa del Papa Francisco. Aquí la publicamos, junto con un mensaje que el presidente de la Fraternidad ha dirigido a todos los miembros de CL
Julián Carrón/Papa Francisco

Queridos amigos,
¡qué alegría poder compartir con todos vosotros la carta autógrafa que he recibido del Papa Francisco con su bendición personal!
El Papa nos agradece los donativos recogidos durante las peregrinaciones que hemos realizado a los santuarios marianos de todo el mundo con ocasión del Año Santo de la Misericordia, y que le hemos enviado para sus obras de caridad.
Pero el papa Francisco no se ha limitado a darnos las gracias, sino que ha querido indicarnos también a dónde debemos mirar para poder seguir nuestro camino, de modo que podamos «testimoniar con valor la autenticidad de la vida cristiana».
Os pido que leáis la carta atentamente, que la hagáis objeto de vuestra reflexión, que os ayudéis a comprenderla cada vez más con la ayuda de los amigos, en los grupos de Fraternidad, para custodiar su contenido.
Dios no deja nunca de asombrarnos. ¡Cómo no estar sorprendidos y agradecidos por este regalo inesperado de un padre que se preocupa tanto por el destino de sus hijos!
Deseo que Cristo nos encuentre a cada uno de nosotros disponibles al modo que ha elegido para salir a nuestro encuentro en esta Navidad de nuestra vida. No es algo obvio: como nos ha recordado siempre don Giussani en el tiempo de Adviento, podemos esperar Su venida, pero sin amar verdaderamente el modo con el que Él decide venir cada vez.
Pidamos a la Virgen que nos haga estar abiertos como ella a la sorpresa con la que el Misterio nos visita hoy. Os pido que no dejéis pasar un día sin pedir por el papa Francisco, como nos ha pedido a cada uno de nosotros.
Feliz Navidad a todos.
Vuestro,
Julián Carrón
Milán, 20 de diciembre de 2016


A continuación, la carta del Papa:

D.S.M., 30 de noviembre de 2016
Reverendo don Julián,
le agradezco a usted y a toda la Fraternidad de Comunión y Liberación el donativo que han recogido durante las peregrinaciones, y que generosamente han querido enviarme para las Obras de Caridad.
Me hace bien al corazón y me consuela mucho saber que desde más de doscientos santuarios marianos en Italia y en el resto del mundo muchas personas han emprendido el camino de la misericordia con el espíritu de compartir con los necesitados. De hecho, los pobres nos recuerdan lo esencial de la vida cristiana. San Agustín enseña: «A algunos les resulta más fácil repartir todos sus bienes a los pobres que convertirse ellos mismos en pobres de Dios». Esta pobreza es necesaria porque describe lo que de verdad tenemos en el corazón: la necesidad de Él. Por eso nos acercamos a los pobres, no porque sepamos ya que el pobre es Jesús, sino para volver a descubrir que ese pobre es Jesús. San Ignacio de Loyola añade a su vez que «la pobreza es madre y es muro. La pobreza genera, es madre, genera vida espiritual, vida de santidad, vida apostólica. Y es muro, defiende. Cuántos desastres eclesiales han empezado por falta de pobreza».
En un mundo roto por la lógica del beneficio que produce nuevas pobrezas y genera la cultura del descarte, no dejo de invocar la gracia de una Iglesia pobre y para los pobres. No es un programa liberal, sino un programa radical porque significa un retorno a las raíces. Volver a los orígenes no quiere decir replegarse sobre el pasado, sino que es fuerza para un inicio valiente que se dirige al mañana. Es la revolución de la ternura y del amor. Por eso os pido también a vosotros que unáis vuestros esfuerzos hacia este objetivo. Os deseo que trabajéis con serenidad y con fruto, y que testimoniéis con valor la autenticidad de la vida cristiana.
A todos y a cada uno os envío de corazón la bendición del Señor.
Por favor, no os olvidéis de seguir rezando por mí.
Francisco